A pesar de que en nuestro día a día usamos indistintamente las palabras líder y jefe como si fuesen sinónimos, lo cierto es que la diferencia existente entre ellas es tan grande que incluso puede significar el éxito o no de tu startup.

No será ésta la primera vez que escucháis que los inversores que buscan invertir en proyectos en fase inicial valoran el equipo casi más que el producto, o que grandes compañías como Spotify, Google o Twitter practican el acqui-hiring, la compra de startups para incorporar equipos talentosos en sus corporaciones. ¿La razón? Buscan equipos motivados y comprometidos ya que son más productivos y eficientes. En la mayoría de los casos estos grupos tienen como responsable un líder, no solo un jefe, que ha logrado alinearles con los objetivos de la empresa para hacerles brillar y dar su máximo potencial.

Hablamos de jefe cuando este responsable ejerce su liderazgo basándose únicamente en el poder otorgado en base a su cargo. Mientras que la palabra líder, citando a Max Weber, hace referencia a quién ostenta un liderazgo de autoridad, posee “el arte de conseguir que la gente haga voluntariamente lo que uno quiere debido a su influencia”. El líder es escuchado porque es capaz de representar los intereses de todo el equipo, se confía en él, motiva e inspira sus compañeros.

Traspasar la frontera del cargo y convertirse en un compañero que guía, es el reto de cualquier responsable de equipo. Incorpora estos consejos en tu gestión para obtener autoridad y liderar equipos más cohesionados y productivos:

 

1. Se inspirador, dota de sentido su trabajo.

Conviértete en un referente que contagie pasión. Sé el mejor embajador de los valores y la misión de tu organización a la vez que involucras a todo tu equipo en los objetivos de la compañía. ¿Si no saben dónde se quiere llegar con cada acción cómo van a avanzar en la misma dirección?

Imagina que caminas sin rumbo y sin destino, ¿no es más cansado, más tedioso y menos apasionante que cuando piensas en la meta y lo que encontrarás al llegar? Reconócelo, recorrer largos senderos inclinados montaña arriba no es nada inspirador si no fuese por las vistas que sabes que vas a encontrar al llegar a la cima.

 

líder

 

Facilita el aprendizaje continuo y ponles a su disposición tiempo y recursos para ello.

2. Asume el error, comparte el éxito

Los líderes confían en sus equipos, les delegan proyectos y les brindan la libertad necesaria para desarrollar su autonomía y no interferir en sus procesos de trabajo. Asume el riesgo de qué se produzca alguna equivocación, y si sucede, frente a terceros, no penalices nunca al equipo.  El error se asume como algo propio y no se permite que recaiga sobre ningún otro miembro del equipo liderado.

Con el trabajo bien hecho sucede lo contrario, no importa quien ha trabajado directamente en el proyecto que ante cualquier reconocimiento se pondrá en valor el trabajo de todos.

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Vivimos tiempos de cambios permanentes, en un entorno ambiguo, vertiginoso y muchas veces impredecible. Todo esto nos plantea el reto de ser capaces de mantenernos en equilibrio y de liderar el futuro que tenemos por delante.

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3. Comunica, comunica y comunica

La información son los mimbres que dan cohesión a tu equipo, los cimientos que lo construyen y lo mantienen unido. Mantener al grupo informado de los objetivos, la dirección a seguir, los cambios, las novedades y cualquier problemática que exista para avanzar con los proyectos es fundamental.

Formar parte de una organización transparente mejora la retención del talento al aportar seguridad y confianza en la misma.

 

4. Impulsa su crecimiento, fomenta su promoción

Rodéate de talento y busca siempre su promoción. Busca personas más sabias que tú siempre que puedas, recompensa y pon en valor su trabajo además de estimular y favorecer su crecimiento y desarrollo dentro del equipo. Facilita el aprendizaje continuo y ponles a su disposición tiempo y recursos para ello.

¿No se es más feliz y se trabaja más motivado cuándo sabes qué lo haces bien y te brindan oportunidades para aprender y hacerlo aún mejor?

 

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5. Domina las habilidades blandas

Las habilidades blandas (softskills) son aquellas imprescindibles para relacionarnos adecuadamente con los compañeros. En el caso del responsable del equipo deben estar aún más presentes. El líder debe ser capaz de motivar y conducir al equipo. Ser asertivo y empático o, por ejemplo, tener humildad y ética.

Imagina que estáis subiendo la montaña de antes y vuestro sherpa no habla o no entiende que tengáis que parar para refrescaros o ni se preocupe sobre cómo están vuestros pies. ¿Cómo crees que les hace sentir? El líder debe ser capaz de contar las maravillas que hay en la cima de la montaña y saber prestar ayuda, ponerse en el lugar de los montañeros y sentir sus necesidades, sus miedos o sus alegrías.

 

Practica la escucha activa y empatiza. Ser asertivo, empático y tener humildad y ética te ayudará a la hora de motivar y conducir al equipo.

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6. Conoce a cada persona y favorece entornos participativos

Para conseguir que cada persona de lo mejor de si misma debes saber cómo trabaja cada miembro de tu equipo. Piensa que algunos funcionan mejor bajo presión, otros precisan de espacios libres de interrupción, otros son más reflexivos y otros, por ejemplo, necesitan nuevos retos constantemente. Conocerlo nos dará una clara ventaja a la hora de optimizar el equipo, plantear escenarios participativos y repartir las acciones a realizar.

Pero además de conocer cómo trabajan necesitamos establecer vínculos personales y demostrar preocupación por el estado de cada miembro. Así, por ejemplo, si sabes que hoy a tu desarrollador se le ha estropeado la caldera y no está de buen humor será buena idea aplazar esa reunión que no es urgente a otro día. ¿No crees que lo agradecerá y será más receptivo mañana?

 

Estas son solo un ejemplo de las claves que puedes poner en práctica para traspasar la barrera del poder y que tu equipo te otorgue autoridad. En el fondo la autoridad del líder radica en su capacidad para influir y guiar al equipo y esto se consigue generando un ambiente de confianza y respeto mutuo en el que fluya la comunicación y los integrantes puedan sentirse realizados y representados, orgullosos de formar parte de un grupo que contribuye a hacer realidad la misión de la compañía.