Cuando estudiaba Diseño Gráfico tuve una asignatura específica en diseño de presentaciones. Nunca se me ha dado mal hablar en público, así que no sabía qué pensar sobre una materia dedicada exclusivamente a este asunto, pero mi primera puesta en escena para la asignatura bastó para comprender su motivo: una cosa es saber cómo hablar, o ser capaz de improvisar en entornos informales, pero…comunicar y convencer sobre tu proyecto es otra historia.

¿Qué te vas a encontrar?

En un contexto de emprendimiento, contar con ciertas habilidades expositivas puede ser muy valioso. No se puede reducir todo a la presentación, pero desde luego, saber transmitir tu propuesta correctamente tendrá mucho que ver en el éxito final. Son muchas las situaciones en las que tenemos que recurrir a nuestras destrezas orales y escénicas para comunicar un producto, un concepto, ideas, presentarnos a nosotros mismos, nuestros proyectos, intenciones…

Cuando hablo de esto, me acuerdo de todas las ponencias, charlas, conferencias y defensas a las que he podido asistir a lo largo de los últimos años. Guardo recuerdos soporíferos; otros en los que sólo queda el contexto y ni rastro del objetivo de la presentación; y algunos recuerdos de presentaciones brillantes que quizá no se me olviden jamás. Una idea que extraigo de todo eso: cada vez presentamos más… y nadie quiere aburrirse ni ser aburrido. Hay que hacer presentaciones convincentes.

Veamos una – pequeña – gran técnica de presentación.

Contra el aburrimiento, una charla casual

En 2003, los arquitectos Astrid Klein y Mark Dytham se dieron cuenta de que, a veces, sobran las palabras. Dice Dytham en la página de su estudio de arquitectura en Tokyo, que los arquitectos hablan demasiado y que éste fue el motivo de buscar un nuevo modelo de hacer presentaciones.

Este nuevo tipo de presentación pretendía ir al grano y evitar exposiciones largas que pueden desgastar la atención del oyente y derivar en una comunicación ineficaz.

La cuestión es que esta idea traspasó las fronteras de la arquitectura y, según la página oficial de Pecha Kucha, «las sesiones pronto se transformaron en happenings» y comenzaron las “Noches Pecha Kucha”, primero en Tokio y después en todo el mundo. En la actualidad, más de 50.000 personas hacen su presentación Pecha Kucha en las más de 1.100 “Noches Pecha Kucha” que se celebran cada año a lo largo de diferentes ciudades del globo. Además, el formato adquiere cada vez mayor popularidad y se extiende desde el entorno empresarial hasta el académico, para sustituir extensas presentaciones, difíciles de digerir, por un formato estandarizado que busca la equidad y el dinamismo en entornos donde la cantidad de trabajadores o de alumnos requiere de un efectivo reparto del tiempo.

La etimología de Pecha Kucha, que según Ernesto del Valle los expertos pronuncian como pet-shah coot-shah, viene del japonés, se puede escribir como una sola palabra pechakucha, y es una onomatopeya que representa el sonido de una “charla casual”.

El formato cuenta.

 

Literalmente. Un Pecha Kucha debe narrar a través de la unión de imagen y palabra.

El Pecha Kucha tiene un formato estandarizado a nivel internacional y, aunque estética y contenido quedan en manos de quien presenta, cuenta con unas normas muy concretas:

Lo principal y que mejor define el Pecha Kucha: la presentación debe contar con 20 diapositivas que pasan, automáticamente, cada 20 segundos. Por eso, este tipo de ponencias se conocen, también, como “Presentación 20×20”. Esto significa que la exposición sólo puede durar 6 minutos y 40 segundos, ni más, ni menos. Este es el tiempo que deberá ocupar tu discurso, en cualquier caso y sea cual sea el tema o la dificultad.

 

Vía Giphy

En cuanto a los contenidos, existen unas referencias comunes. Utiliza imágenes de gran formato y conceptualmente acordes con tu discurso, para potenciar la asimilación rápida de información. Está permitido repetir una imagen en dos diapositivas diferentes.

La presentación debe ser amena y discurrir a modo de relato. Para esto, las diapositivas deben aparecer integradas con el discurso y, si incorporan texto, éste debe reducirse a lo imprescindible: fuera párrafos explicativos, viñetas o tablas. La tónica debe consistir en el empleo de frases muy cortas y concisas, como titulares o lemas, bien organizadas y acordes con el discurso y las imágenes.

Otra cosa importante: la presentación es corta y debe ser fluida, así que la pausa para preguntas queda para el final.

Por si quieres hacerte una idea, en la web de Pecha Kucha tienes algunos ejemplos de presentaciones muy inspiradoras.

Las ventajas de contar en Pecha Kucha

 

Contextualizado el concepto de Pecha Kucha, tenemos más claro cuándo, cómo y con qué objetivo surge la idea – en lucha contra presentaciones interminables o aburridas –. Pero, por si todavía no te has convencido de ponerlo en práctica, aquí tienes una lista de pros:

  • Se trata de un formato muy claro, con unas normas definidas que pueden aplicarse a todo tipo de temas y, así, igualar discursos. Los límites definidos evitan divagaciones, obligan a la síntesis y a la exactitud.
  • El uso de diapositivas visuales y la sucesión automática cada 20 segundos favorece el desarrollo del storytelling o la narración de los contenidos, como una historia que captará más fácilmente la atención del público.
  • Previene el desinterés, la apatía o la falta de compromiso que pueden preocupar cuando tienes que delegar o trabajas en equipo, puesto que, aunque en apariencia es una presentación sencilla, requiere de preparación, coordinación y mucho ensayo. Sintetizar es complicado, narrar requiere de planificación oral, y adecuarse a la reproducción automática en unos tiempos delimitados, necesita de gran coordinación.
  • Con ensayo, es un formato muy útil para ponentes con poca experiencia, pues ofrece una estructura de referencia para organizar la información.
  • Nunca te pasarás de extensión y evitarás introducir contenidos secundarios o, incluso, superfluos. Tu público agradecerá esta brevedad; seguramente, seguirán mejor el discurso, mantendrán la concentración durante todo este tiempo y la comunicación será más eficaz.
  • Con una estructura tan clara, evitarás despistes e interferencias en la intervención, por lo que no te olvidarás de aspectos importantes.
  • Mantendrás un ritmo. Si tiendes a discursos monótonos, la secuencia de diapositivas automáticas aportará ritmo y énfasis en el salto de imágenes.
  • Este formato actúa como un “igualador”. Las restricciones de tiempo y formato evitan desigualdad en el desarrollo, implicación y presencia de los ponentes.
  • Resulta muy útil en situaciones en las que las jornadas de presentación tienen límite de tiempo determinado, como un Speed-dating, o Speed-Mentoring.

Improvisar puede causar estragos. Escena de la serie «The Office»

Claves para hacer un Pecha Kucha

 

Es verdad que, como dice el refrán, “cada maestrillo tiene su librillo”, pero unas claves de referencia pueden servir como punto de partida para empezar con las cosas más claras. Allá van cuatro:

  1. Fluidez. Lo complicado en este tipo de presentaciones es hacer coincidir el discurso con el pase de diapositivas. Para esto, lo más importante es ensayar, pero no lo es todo. Para que la cosa fluya, además de tener claro el discurso, ten en cuenta el tono de voz y los gestos. ¡El lenguaje corporal dice mucho! Vocaliza y regula el volumen de tu voz, pues si hablas muy alto puedes resultar agresivo y desagradable, pero si hablas muy bajo, dificultarás la audición y podrías perder la atención del público. Adecúa la velocidad al hablar, para que coincida con el salto cada 20 segundos. Lo mejor para lograr esto es tener interiorizado el contenido y organizarlo en un guion que puedas comunicar como si fuese una historia.

 

  1. Visual. Ya sabes que el Pecha Kucha, como estándar, es esencialmente visual y, en lo posible, prescinde de textos a no ser que se trate de títulos o eslóganes. Las diapositivas de tu presentación son un soporte, un acompañamiento o telón de fondo de tu discurso. Sirven para contextualizar, pero no deben llevarse el protagonismo: quien tiene la información y conduce la presentación eres tú. Además, estratégicamente es mejor no poner mucho texto que te pueda delatar si se te pasa decir algo.

 

  1. Automático. La reproducción automática puede ser un problema, pero también un aliado a la hora de presentar. No tendrás que estar pendiente de cambiar la diapositiva, así que puedes concentrarte en contar lo que quieres contar y disfrutar un poco de la narración. Si el discurso está bien hilado y lo has ensayado previamente, funcionará a la perfección con las diapositivas…siempre que no se produzca un gran desfase de tiempo, ¡ojo!

 

  1. Memoria. Las miradas furtivas a la presentación cada dos por tres pueden transmitir al público sensación de inseguridad. No significa que nunca mires a la pantalla pues, de vez en cuando, puede servir para llamar la atención sobre el contenido. Pero este gesto debe coincidir, más o menos, con que la diapositiva en concreto sea la correspondiente a lo que estás contando. De nuevo: ensayo. Ten claro el discurso y confía en tu memoria sobre el orden de la narración.

Hazte un método

 

No queremos cerrar este post sin ofrecerte algunas pautas de diseño. Puedes adaptarlas a tu forma de trabajar, pues quien se va a enfrentar a la escena serás tú y la propia comodidad es importantísima en estos casos, pero esto es lo que haría yo:

  1. Reúne todo el material que puedas sobre el tema y léelo con atención, ya sabes, una primera lectura rápida sobre el contenido general y, después, las necesarias para profundizar y extraer los puntos clave.
  2. ¡Sintetiza!, ordena y clasifica la información en base a lo que quieres resaltar.
  3. Piensa en la estructura de las diapositivas. Tenemos 20 diapositivas, con 20 segundos para cada una. La primera diapositiva se puede dedicar a nuestra propia presentación y la última, seguramente servirá para cerrar la ponencia. Con esto, quedan 18 diapositivas entre las que repartir los contenidos. Piensa en el tema, si lo puedes dividir en apartados y qué proporción de diapositivas debería ocupar, según importancia y jerarquías, cada uno de ellos.
  4. Haz un esquema de los contenidos y empieza a organizar el guion a modo de historia, contando con las 18 + 2 (presentación y cierre) diapositivas.
  5. Ensaya en voz alta el esquema o el guion que has organizado y pon en marcha el cronómetro. Cambia, quita, pon y reordena hasta que cumplas con los 6 minutos y 40 segundos correctamente.
  6. Piensa la estética. Cuando tengas el discurso más o menos organizado, llega el momento de trabajar sobre las diapositivas. Lo suyo es que toda la presentación mantenga una coherencia visual, para no desconcentrar al público con los cambios. Piensa conceptos muy claros para los apartados que has delimitado en el guion y busca imágenes que puedan relacionarse entre sí y puedan mantener una estética global. Puedes trabajar con imágenes propias o con bancos de imágenes, tienes donde elegir. También puedes combinarlas, lo importante es que guarden relación, al menos, las diapositivas consecutivas. De esta manera, si en el discurso se produce algo de desfase de tiempo, no será muy evidente, sino que la imagen anterior y la posterior podrán hacer, igualmente, de soporte al relato.
  7. Monta tu pase de diapositivas con las imágenes. Si pones algo de texto, cuida la tipografía y mantén la coherencia. Utiliza una solo familia tipográfica con diferentes pesos, si necesitas establecer jerarquías. Si combinad más de una familia, es preferible que lo reduzcas sólo a dos que combinen bien.
  8. Ensaya de nuevo. En solitario con cronómetro, con algún amable voluntario, de nuevo en soledad…hasta que todo encaje perfectamente. Finalmente, ensaya tu presentación sin mirar.
  9. ¡Todo listo!

Conclusiones

 

La fórmula del Pecha Kucha se ha extendido enormemente desde su nacimiento en 2003. No es de extrañar, con las características y las ventajas que hemos analizado. Se trata de una forma sencilla de presentar un tema, equitativa, muy visual (esto puede favorecer una estética cuidada, que siempre se agradece) y efectiva, que mantendrá la atención del público y podrá ayudar a que tu idea llegue a donde quieres que esté.