La pandemia, lejos de ser algo efímero que se iría con la llegada del calor, ha llegado para quedarse, y no sabemos por cuánto tiempo. Con esa premisa, quienes se plantean emprender, ahora o en un futuro próximo, seguramente ya han asumido que van a tener que cambiar ciertos planes en torno a la creación de su startup. Montarla totalmente en remoto ya no será algo minoritario, sino algo cada vez más extendido, con todo lo que implica. Y hay algunas líneas maestras a seguir para trazar esa estrategia. 

1. Ábrete al talento global (si puedes) 

La posibilidad de contratar talento de cualquier parte del mundo es interesante para cualquiera, pero lo es aún más para quien quiere crear una startup en remoto desde territorios en los que no hay una alta concentración de profesionales como los que requiere. Esto es, en el caso de España, estar fuera de Madrid y Barcelona, básicamente, con ligeras excepciones como Valencia, Málaga o Bilbao, a mucha distancia de las dos primeras en ese sentido. 

Pasar a una contratación en remoto implica poder formar nuestro equipo con personas de cualquier parte del mundo, aunque esto tiene ciertas implicaciones. Por ejemplo, el idioma de la startup pasará a ser el inglés, y quien no lo domine puede quedarse fuera, tanto socialmente como de la propia empresa. 

Otra cuestión es la de los husos horarios: contratar a gente de México, Nueva Zelanda o Singapur significa contratar a personas que coincidirán poco o nada en un horario de trabajo estándar. Eso implicará o bien obligarles a trabajar en horarios que quizás no deseen (esto puede ser malo), o bien dejar que coincidan poco entre ellos (esto puede ser terrible). No hay una fórmula mágica universal, será tarea del fundador decidir qué compromisos asumir y cuáles no en este ámbito. 

Si necesitas un experto en Angular 7 que domine Node.js o MongoDB, las opciones globales serán infinitamente mayores que a las que puedas optar a un radio de una hora en coche de la oficina.

Solventado eso, el talento global te permitirá optar a los profesionales que necesitas sin apenas barreras, más allá de las idiomáticas o las mencionadas de los husos horarios. Si necesitas un experto en Angular 7 que domine Node.js o MongoDB, las opciones globales serán infinitamente mayores que a las que puedas optar a un radio de una hora en coche de la oficina. Los límites, ya sean lingüísticos u horarios, ya son de libre elección. 

 

2. Investiga las herramientas adecuadas 

No hay startup que no tenga herramientas para la comunicación interna, el espacio de trabajo compartido en la nube, etc. Bien, pero no es lo mismo hacerlo bajo el paraguas de una oficina física en la que los empleados coinciden el 95% del tiempo que para un entorno totalmente distribuido. No es lo mismo usar una plataforma de mensajería interna que otra. ¿Necesitas incluir en ella archivos pesados? ¿Quieres que integre un sistema que cuente el tiempo de conexión de cada empleado? Y lo más importante: ¿necesitas un espacio de comunicación síncrona, o puede ser asíncrona? 

Seguro que recuerdas alguna ocasión trabajando en una oficina en la que ibas a dirigirte a un compañero y solo de ver su cara, su expresión de concentración o la impresión de que está extremadamente atareado ya te ha hecho cambiar de opinión y posponer lo que le ibas a comentar. En remoto nadie se ve las caras constantemente, no existe ese lenguaje no verbal que indica el nivel de disponibilidad, de humor o de entusiasmo. 

No suele ser buena idea exigir constante comunicación síncrona, de réplica inmediata, por el simple hecho de estar trabajando en remoto. Quizás la otra persona está especialmente concentrada en su trabajo de ese momento, o necesita acabar una tarea de forma inminente, y requerirle esa inmediatez es hacerle un flaco favor. Lo ideal es usarla cuando es realmente esencial, mediante herramientas como Slack. Para todo lo demás, comunicación asíncrona: comentarios que serán respondidos cuando la otra persona puede echarle un vistazo, con el ejemplo de herramientas como Trello. En un término medio se encuentran otras plataformas como Microsoft Teams

Lo mismo aplica a cualquier otra herramienta que el fundador decida implementar: ¿tiene sentido en un contexto de trabajadores distribuidos? A veces no es evidente, pero hay herramientas que parece estar predestinadas a agrupar trabajadores que conviven bajo un mismo techo. Ten en cuenta este factor antes de tomar decisiones finales. Hay vida más allá de Zoom

 

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3. Crea una cultura remota 

La mayoría de empresas que pudieron hacerlo tuvieron que afrontar la llegada de la pandemia haciendo la transición a marchas forzadas hacia un modelo remoto, con sus empleados aprendiendo en muchos casos a trabajar desde sus casas e implementando contrarreloj las herramientas necesarias para no tener que parar su actividad. 

Si creas una startup desde cero, y salvo que pretendas emprender en solitario, tienes una oportunidad para crear una cultura de trabajo en remoto. Los procesos, los recursos humanos, los planes de incentivos, los momentos de creación de lazos entre los miembros del equipo… Un ejemplo de empresa exitosa tras funcionar exclusivamente en remoto desde su nacimiento es Doist, creadora de herramientas como Todoist o Twist, que además es muy transparente y abierta a la hora de contar su experiencia con este sistema

Sin una cultura remota fuerte e instalada en todos los recovecos de la startup, los beneficios de trabajar a distancia se diluyen. Y tarde o temprano, llegarán incluso problemas en forma de candidatos que se niegan a entrar a trabajar en nuestra startup por esta indefinición o por no ver clara la gestión del talento contratado que se hace por parte de la dirección. 

¿Hay alguien en la empresa que se ve limitado a la hora de sacar adelante el trabajo o de proponer nuevas ideas y ser creativo? Eso es un fallo del sistema, un fallo de nuestra cultura. Todos deben ser capaces de funcionar de forma diferente a la tradicional, pero con la misma o una mayor efectividad. Si empiezan a ser infelices y a ver lagunas al sistema de nuestra empresa, es talento que estamos desperdiciando y que antes o después se marchará. 

En los últimos meses muchas empresas, incluidas algunas de las grandes tecnológicas, han dado el salto al remote first, ya sea de forma permanente, como Twitter, o de larga duración, como Google, que anunció que seguirá así al menos hasta el verano de 2021. Satya Nadella, CEO de Microsoft, hizo un apunte interesante: dijo que le preocupaban las consecuencias del teletrabajo para el capital humano, ya que podían ocultarse problemas como el síndrome del burn out o romperse lazos comunitarios entre los miembros del equipo. 

Esa cultura en torno al trabajo en remoto te permitirá anticiparte a los problemas inherentes al teletrabajo. Por ejemplo, planificando medidas como entregar un importe extra a cada trabajador para que lo destine, si lo desea, a trabajar desde un coworking que mitigue su potencial sensación de soledad. O establecer un sistema de tutores que ayuden a que la entrada en la empresa por parte de un nuevo trabajador vaya de la mano de esa sensación de guía y acompañamiento por parte de alguien más veterano. En las oficinas se puede recurrir a momentos como la pausa para el café o las charlas informales para ello, pero desde casa hay que corregir ausencias como esa. 

 

4. Ve con la legislación por delante 

El trabajo desde casa es trabajo a todos los efectos legales, seguimos hablando de un empleado que tiene ciertas protecciones que hay que cumplir. Aunque la llegada de la pandemia ha puesto en la agenda pública la necesidad de una nueva legislación que cubra específicamente esta modalidad, todavía no se ha hecho, si bien ya es público el anteproyecto de Ley de Regulación del Trabajo a Distancia

Aunque finalmente este texto sufrirá modificaciones, con él ya podemos hacernos una idea de sus fundamentos de cara a que nuestra startup esté preparada para la contratación y la actividad en remoto. 

Uno de sus puntos más importantes indica que todos los gastos que soporte el trabajador para poder desarrollar su trabajo a distancia deberán ser abonados por la empresa. Esto implica gastos, además de en el equipamiento informático que se presupone que ha de ser facilitado por la empresa, como el del mobiliario de trabajo, la conexión a Internet, o una parte proporcional del consumo eléctrico doméstico, incluyendo la climatización y la calefacción. Aunque finalmente pueda no ser exactamente así, no está de más tener en cuenta que la intención del Gobierno actual es imputar los costes del teletrabajo al empresario de cara a primeros aprovisionamientos y compras. 

También habla de su carácter voluntario para el trabajador, y especifica que el acuerdo que alcancen las dos partes deberá reflejarse por escrito antes de que el empleado empiece a trabajar fuera de las oficinas. En ese acuerdo han de recogerse:

  • horarios de trabajo
  • normas de disponibilidad
  • centro de trabajo al que queda adscrito ese empleado aunque trabaje desde casa
  • mecanismos de control que usará la empresa
  • método de compensación de los gastos antes mencionados
  • inventario con todos los enseres que utilice el trabajador
  • lugar de trabajo habitual
  • detalle de la distribución entre el trabajo presencial y en remoto, si procede. 

Derechos del trabajador

Hay algunos derechos que el empleador debe mantener, como el derecho a la desconexión digital, que previene al empleado de estar siendo reclamado o notificado en cualquier momento y lugar, fuera de su horario de trabajo, gracias a las herramientas digitales. También está el derecho a la intimidad, que prohibe las herramientas de control a distancia (como el software de monitorización del ordenador del empleado) usadas más allá de los horarios de trabajo. También has de tener en cuenta que si el empleado utiliza su propio equipo informático, no está obligado a instalar ese software aunque se lo pidas.

Otro punto importante es el de la igualdad de los trabajadores en remoto, que han de tener los mismos derechos que los que trabajan desde las oficinas, y esta igualdad incluye el derecho a oportunidades de promoción : algo a tener en cuenta especialmente, ya que la naturaleza de las relaciones humanas puede hacernos tender a anteponer a quienes vemos cada día, con quien es más fácil que fluya una relación personal, que a quienes solo vemos a través de una pantalla en el caso de los que ejerzan el 100% de su actividad a distancia. 

 

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5. Aprende de los expertos 

Además del mencionado caso de Doist, hay material para aprender de empresas y empresarios que han implementado con éxito estas culturas a la hora de crear una startup en remoto. Por ejemplo, Remote, el libro escrito por Jason Fried y David Heinemeier Hansson, fundadores de 37signals o la plataforma de correo electrónico Hey. 

Suyo es también Rework, otro libro canónico sobre los nuevos paradigmas laborales que ha traído Internet. Escrito en 2010, ha pasado una década desde entonces y sigue plenamente vigente. No se centra específicamente en el trabajo en remoto, pero sus planteamientos sobre el entorno laboral online son simplemente atemporales. 

Otra empresa exitosa que funciona 100% en remoto y es muy abierta respecto a sus planteamientos es Buffer, la plataforma de gestión de redes sociales para profesionales. En su blog comparten contenido recurrente sobre ello, y también publican periódicamente largos análisis anuales sobre el estado del teletrabajo

Y por supuesto, no leas únicamente informes positivos sobre el teletrabajo y orientados a directivos y mánagers: es bueno entender los puntos de vista negativos de los empleados, los que al fin y al cabo tienen que afrontar a menudo la soledad trabajando para una empresa que no es suya y con una remuneración estándar.