Las tecnologías de salud o healthtech están en su esplendor. Ante la reciente amenaza del coronavirus, por ejemplo, la telemedicina ha alcanzado un pico en China, donde millones de personas hacen sus consultas a médicos online. Con este impulso, ese mercado alcanzará este año los 29.000 millones de dólares, aunque el efecto del virus en la economía global aún está por verse.

 

El de la salud, es sabido, es un camino plagado de regulaciones, con exigencias estrictas que imposibilitan innovaciones de la noche a la mañana. Pero las múltiples ideas en marcha y la expansión del apoyo demuestran que el sector es permeable a emprendedores. O mejor, ¡que necesita de ellos!

 

Un dispositivo para prevenir infecciones después de pasar por el quirófano, un exoesqueleto biónico para devolver movilidad a la mano, diagnósticos tempranos de cáncer a través de inteligencia artificial…

 

Los impulsores de estas ideas en busca de calidad de vida y previsión de enfermedades no son Google ni genios del MIT o de otro planeta. Estas ideas están avanzando ahora en España, muy cerca de ti: los proyectos fueron seleccionados para la última edición del programa Explorer, que impulsa el Banco Santander con la coordinación de CISE.

 

Pero empecemos por una anécdota que marcó al sector. Luego te contaremos las buenas noticias, con experiencias en primera persona.

Bofetada y lección: trago amargo para Silicon Valley 

 

Como Steve Jobs, Elizabeth Holmes vestía casi siempre igual. Casi sin parpadeos, esta joven promesa de Silicon Valley repitió su idea hasta recaudar millones para Theranos, su revolucionaria empresa con la que aseguraba poder predecir enfermedades con una gota de sangre.

 

Pero esa supuesta tecnología que infló las apuestas de importantes inversores y elevó la valuación de la compañía hasta los 10.000 millones de dólares resultó ser un fraude, revelado por The Wall Street Journal y convertido en documental por HBO.

 

 

Respaldada por grandes figuras, como el expresidente estadounidense Bill Clinton, y comparada con Steve Jobs y Bill Gates, Holmes impactó a académicos de Stanford y fue portada de Forbes y de Fortune, antes de ser acusada en 2015. La causa siguió su curso, y se acerca a la instancia de juicio.

 

La experiencia de esta startup considerada “milagrosa”, con hermético secretismo y sin evidencia médica, se convirtió en una “historia de advertencia” para Silicon Valley, dice John Carreyrou, el investigador del diario estadounidense que destapó la historia, documentada en el libro “Bad Blood”. Los inversores de Theranos, pero no solo ellos, han aprendido la lección, y las reglas se han endurecido para las generaciones posteriores de creadores.

 

Sin cheques en blanco

 

El sufijo “tech” se ha expandido tanto como sectores existan, siempre con la promesa de elevar la calidad de vida. En esa misión, la aplicación de la tecnología que experimenta y vislumbra un impacto asegurado es en el campo de la salud.

 

Claro que aquí, como hemos dicho, los tiempos de los procesos, resultados y retornos son diferentes. Tal vez eso haya dado lugar a la historia de Theranos.

 

Nadie, sin embargo, firma ya cheques en blanco a los emprendedores en este vertical, que es tal vez el más estricto.

 

Para aclarar el panorama a quien se aventure, Eric Matamoros, a la cabeza de Biop AI -una startup que usa inteligencia artificial para diagnosticar el cáncer en etapas tempranas- abre un paréntesis sobre las categorías en esta área.

 

“Hay empresas centradas en el desarrollo de fármacos (biomedicina); el desarrollo de soluciones aplicadas (biotech); la industria de software enfocado al análisis, predicción, diagnóstico (healthtech); o aplicaciones que permitan conectar usuarios y a la vez monitoricen su salud, ya sea ofreciendo un servicio o haciendo de intermediarios (eHealth)”, distingue.

 

Hay empresas centradas en el desarrollo de fármacos (biomedicina); desarrollo de soluciones aplicadas (biotech); software enfocado al análisis, predicción, diagnóstico (healthtech); o aplicaciones que permitan conectar usuarios y a la vez monitoricen su salud, ya sea ofreciendo un servicio o haciendo de intermediarios (eHealth).

 

En ninguna el entusiasmo supera la cautela. José Rodríguez Gago, fundó BactiDec, creadora de un dispositivo capaz de cuantificar bacterias en tiempo real para prevenir infecciones postquirúrgicas, y ganadora de Explorer 2019.  “Desde el escándalo de ‘Theranos’ los inversores son muy cautos a la hora de invertir en biotecnología; normalmente recurren a intermediarios especialistas en el sector y son necesarios estudios rigurosos que avalen el funcionamiento del producto”, dice.

 

Si no mata, fortalece…

 

El desafío para los que se lanzan al sector es que “los inversores prefieren confiar en grandes marcas o laboratorios asentados para la fase de investigación”, dice Rodríguez. Por eso, describe, el núcleo del sector es en las spin-off de centros de investigación públicos o privados, donde los que buscan rédito pueden acortar los tiempos de sus retornos y hacer inversiones más seguras, dado que la fase de investigación está terminada y el mercado es el próximo paso.

 

Tentar al capital de riesgo con cimientos sólidos es, entonces, el gran reto.

 

Como Biop AI y BactiDec, InMyHand fue parte del programa Explorer. Esta última creó un exoesqueleto biónico para ayudar a personas que han perdido la movilidad de una mano.

 

Rubén Martín, al frente de la startup, describe el desafío: “La primera pregunta que siempre nos hacen es: ¿en qué nivel de certificación médica os encontráis?”. Esos requisitos, basados en normativas, “se van endureciendo según sube el nivel de certificación que corresponda a cada proyecto”, explica.

 

Y es este proceso el que determina éxito o fracaso. El camino “largo y caro” es difícil de afrontar para las nuevas compañías, dice Martín.

 

Inversiones en salud: hacia arriba, y creciendo

 

Que esta dosis de realismo no vaya a desalentarte, pues el capital riesgo está alcanzando niveles sin precedentes.

 

Según Pitchbook, hasta el tercer trimestre de 2019, las compañías europeas de tecnologías de la salud habían cosechado 1.420 millones de euros de fondos de Venture Capital. La cifra, que no llega al cierre del año, está muy por encima de los 728,7 y 753,4 millones que el sector levantó en 2018 y 2017 respectivamente.

 

Los casos de mayor éxito fueron los dos unicornios europeos de healthtech: la británica Babylon y la francesa Doctolib.

 

La primera, con operaciones en Reino Unido y Ruanda, y planes en China, Estados Unidos y Medio Oriente, consiste en una plataforma de inteligencia artificial que busca brindar servicios de salud accesibles. La segunda ofrece a profesionales y pacientes una solución de software con una amplia gama de servicios para mejorar la eficiencia en las prestaciones de salud.

 

En Estados Unidos, también muestra Pitchbook, 2019 dejó un nuevo récord con un total de 7.600 millones de dólares, contra 7.100 del año anterior. La salvedad es que la mayor cantidad de acuerdos se cerró en firmas en etapas avanzadas.

 

 

Inteligencia Artificial, al auxilio de los médicos

 

Los gigantes tecnológicos también empujan los avances de salud. Por citar solo un ejemplo, un estudio publicado en la prestigiosa revista de referencia científica Nature, reveló que un sistema de inteligencia artificial de Google Health (DeepMind AI) ayudó a radiólogos a detectar casos de cáncer de mama en mujeres.

 

Investigadores en Estados Unidos y Reino Unido probaron cómo la tecnología puede mejorar la precisión de los mamógrafos, cuyas imágenes no siempre son claras al ojo humano.

 

Para los especialistas, el uso de IA representa un paso adelante en la detección temprana de cáncer de mama, porque al “aprender” de los estudios, puede hallar signos pequeños difíciles de detectar y potenciar la habilidad humana.

 

El impacto de la inteligencia artificial en salud también es materia de análisis del Foro Económico Mundial (WEF), ante preocupaciones que trascienden la calidad de vida, y llegan al envejecimiento de la población y la sustentabilidad de los sistemas.

 

Carla Kriwet, CEO de atención al paciente y soluciones de monitoreo de Philips, predice que en una década habrá sistemas de salud capaces de anticiparse proactivamente, a través de información agregada desde múltiples fuentes, como historias clínicas, dispositivos de uso doméstico y, cada vez más, datos que hoy están fuera del control médico.

 

Actualmente, un 75% de las muertes se producen por enfermedades crónicas. La predicción atacaría eso desde los riesgos de las personas a desarrollarlas, como se ha demostrado en casos de diabetes. Redes de centros médicos conectados y mejor eficiencia en esperas y eliminación de cargas administrativas también son temas pendientes que la tecnología está más cerca de alcanzar, por ejemplo, con múltiples ejemplos de uso de IA y 5G.

 

Actualmente, un 75% de las muertes se producen por enfermedades crónicas. La predicción atacaría eso desde los riesgos de las personas a desarrollarlas, como se ha demostrado en casos de diabetes.

 

Eficacia y ahorro de millones en salud

 

Justamente la prevención o diagnóstico temprano es el foco de Biop AI, cuyo fundador, Eric, tuvo como mentora a su tía, paciente de cáncer.

 

El emprendimiento trabaja con modelos de deep learning, ahora para diagnóstico de cáncer de piel, por el cual se “entrena” a la máquina para convertirla en experta. “Es una de las opciones dinámicas que nos ofrece este campo, dado que los mismos modelos se pueden aplicar a diferentes tipologías de cáncer como el colorrectal, el de mama, de pulmón… o a otras enfermedades como la diabetes, cardiovasculares”, explica Eric.

 

El desafío en el uso de big data y IA es lograr una “limpieza y homogeneidad” de los datos, dice, que “son un factor limitante para que los modelos predictivos funcionen eficazmente”.  La startup buscará la certificación como dispositivo médico entre este año y el próximo para empezar a implementar la tecnología en hospitales del mundo.

 

También BactiDec busca anticiparse, evitando infecciones después de pasar por el quirófano, cuya gravedad puede incluso derivar en la muerte de un paciente. El uso de un dispositivo antes de cerrar la herida quirúrgica para medir las bacterias presentes in situ y en los días posteriores puede anticipar la aparición de una infección o dar al paciente un tratamiento temprano para frenarla, explica Rodríguez Gago, que hace poco aparecía en televisión.  Los próximos pasos serán finalizar la prueba de concepto y hacer los primeros acuerdos para comercializar el producto.

 

Estos proyectos se están desarrollando muy cerca de ti. ¿A qué esperas para ponerte en marcha?

 

 

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