En mi vida he apostado por 30 startups o proyectos y me han salido mal 29. Con uno gané mucho dinero y con los otros 29 fracasos gané algo mejor: mucha experiencia.

Vengo a contaros algo de lo que aprendí en esos 29 fracasos. En concreto de dos de ellos que tuvieron muchos errores comunes hace ya muchos años (tropecé dos y más veces en la misma piedra). En esos proyectos gasté cuatro años de mi vida y se invirtieron más de 500.000€. Y cuando se invierte tanto, os puedo asegurar que la lección se aprende mucho mejor.

Resumen de mis 5 fracasos:

Fracaso 1: Misión vs visión

El primer fracaso que quiero contaros es que no definí bien la misión y la visión de la empresa. En la misión preparas actos a corto plazo, cosas que necesitas hacer ahora mismo. En la visión se plantea a dónde quiere llegar la empresa, cuál es tu objetivo al final del camino.

Trasladado esto a un entorno de proyecto de Internet, donde hay que programar y construir muchas cosas, digamos que teníamos clara la idea de cómo tenía que ser la página web o el proyecto, pero fallamos al convertir la misión en visión, generando un recorrido de más de 1 año de trabajo antes de siquiera sacar algo al mercado.

Nunca estábamos preparados para publicar el proyecto y el tiempo y el dinero se iban rápidamente. Al final el mercado cambió tanto que ya no interesaba el producto.

En mi vida he apostado por 30 proyectos y me han salido mal 29. Con uno gané mucho dinero y con los otros 29 algo mejor: mucha experiencia.

Fracaso 2: Estudia el mercado y escucha a tu cliente

Teníamos todos nuestros excels, business plan, model canvas, plan del héroe… todas las herramientas y documentos de esos que te dicen que “hay que preparar para empezar una startup”.

Y aunque dicen los que estudian estadística que hace falta un universo mínimo de 350 personas para tener un estudio con algo de acierto, nosotros no hicimos ni siquiera 4 llamadas. Veíamos muchas páginas, muchos problemas de la gente en foros, pero, sobre todo, nos mirábamos a nosotros mismos para solucionar nuestros problemas, cuando son las personas (con sus problemas) quienes pagarán por tu producto.

Llevados por la emoción del “me como el mundo” y “mi madre me ha dicho que con esto lo peto”, creímos que lo que decidíamos 2 personas en una oficina encerrados era lo mejor para el mercado, cuando el mercado estaba ahí afuera. Como estábamos más pendientes de seguir construyendo el súper producto que lo iba a petar, no teníamos tiempo para preguntar cómo lo querían sus principales destinatarios.

Fracaso 3: Obsesión por los números

Otra de las obsesiones que “disfrutamos” era la de tener cifras en un Excel y querer necesariamente tener que cumplirlas. Una cosa es hacer un Excel con las cifras que esperas y otra ver lo que ocurre cada semana. Porque pasan cosas y al final no cumples nada, creando una bola de nieve que se hace cada vez más grande.

No quieras tener 1000 ventas a la primera de cambio. Tu objetivo es tener una venta, luego 10, luego 100… enamora a tus primeros 100 usuarios, conócelos como a tu familia.

Fracaso 4: No actuar en local

Otro fracaso más (o lección aprendida) es no actuar en local, más aún cuando nuestro producto no era algo para usar sólo en una ciudad. Nuestro producto tenía unos rivales muy interesantes: Google y Apple.

Son las dos empresas que estaban compitiendo en el mercado con el mismo producto que queríamos hacer desde una ciudad pequeña. Ojo, que no estamos diciendo que no sea posible hacerlo desde una ciudad o un pueblo. Pero el problema fue que usábamos técnicas de gigantes siendo una startup.

Estas empresas usan técnicas, presupuestos y formas de acceder al usuario que pueden permitirse. Nosotros teníamos unos recursos paupérrimos y debimos pensar en local y actuar de manera más modesta para ir creciendo poco a poco.

Fracaso 5: El equipo

Y por último, cómo no, tuvimos el error del equipo. Todos los que estáis leyendo esto sabéis que emprender es gestionar la incertidumbre de cada día de manera que tu ganes siempre la batalla. En una startup, aunque debes pagar salarios a algunos de los que están allí, si es que no son del equipo «sufridor fundador», deberían de tener un granito de ese sentimiento de “riesgo” que tienes tú, porque así entienden mucho mejor las decisiones y las locuras que se hacen cada día.

El fallo fue no hacer disfrutar a la gente de esa locura que alimenta una startup cada día y querer funcionar como una empresa madura.

Y ahora, os invito a seguir fallando … ¡digo aprendiendo!

Resumen de mis 5 aprendizajes:

Aprendizaje 1: Metodología «lean»

Ahora bien, con tanto fracaso habré aprendido algo, ¿no? Os los resumo en 3 aprendizajes. El primero es aplicar filosofía Lean Satrtup a toda startup o proyecto que quieras empezar. La filosofía «Lean» nos hace recorrer la rueda del investiga, crea, valida, mide, mejora y cambia. Y vuelve a empezar.

 

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Trasladado esto a un entorno de proyecto en Internet (y no importa que sea un ecommerce, un B2B, B2C o lo que sea), con esta filosofía primero hacemos una landing o página de prueba, donde validamos si el producto o el servicio es lo que quieren los clientes, midiendo de forma brutal todo comportamiento que haya con este test, que nos ha tenido que costar hacerlo como mucho una semana.

Una vez tenemos validación, creamos una «versión 0.1», no una 1.0, es decir, algo con la mínima expresión de la propuesta de valor que queremos dar, haciendo una cosa muy bien, pero una. No hace falta nada complejo para validar un producto.

Aprendizaje 2: Enamora a tus clientes

Lo segundo es saber escuchar a los clientes: el “customer care” (o cuidado por el cliente) por encima de todo. Uno por uno, contestando como si fuera tu pareja enamorada en el Whatsapp (o sea, súper rápido, por si alguien no lo pilla).

Los clientes tienen que venir de un estudio de mercado, pero un estudio de mercado no es ver un montón de webs y hacer un Excel o un plan de negocio. Un estudio de mercado es salir a la calle, hacer encuestas, preguntar a la gente, sacar cifras, gustos, sentimientos … ¡pero fuera del ordenador!

Traer esos resultados a la mesa de brainstorming y seguir construyendo en base a ese feedback de la gente.

Enamora a tus primeros 100 usuarios, conócelos como a tu familia.

Aprendizaje 3: Elije personas comprometidas

No os obsesionéis buscando a gente. El principal trabajo de un CEO de una empresa no es tener la medallita de jefe en el LinkedIn, sino la de buscar a la gente adecuada para el equipo, que respire como tú y que confíe en el proyecto como tú… pero sobre todo que disfrute como tú lo haces.

 

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Aprendizaje 4: Ojo con la inversión

No busquéis el dinero fácil, mucha gente busca la inversión rápida, cuando muchos inversores buscan que te involucres (por tanto, habiendo invertido algo tu primero). Invertir es el último recurso, siempre.

Aprendizaje 5: Paciencia

Y por último … no seaís impacientes, las cosas tienen su tiempo, y sobre todo cuando hay un proyecto empresarial en el que apuestas mucho de tu tiempo y dinero.