2019 promete ser un año disruptor en lo que a tecnología se refiere: la tendencia de la innovación seguirá su ritmo acelerado, profundizando en la revolución tecnológica y saltando barreras solo imaginables en las novelas de Isaac Asimov y en series y películas como Black Mirror o Gattaca.

Y es que este año tiene más para ofrecerte que la ya clásica reedición del iPhone y un puñado de gadgets que te dejen boquiabierto en la tradicional feria de avances de Las Vegas. En 2019 verás el inicio de cotizaciones de Uber y, tal vez, de Airbnb. Pero fuera de los flashes, también veremos evolucionar una serie de proyectos gestados en laboratorios académicos y de innovación, que representan lo más osado del pensamiento “fuera de la caja”: servidores submarinos, cerebros conectados a la red, repostar sin detenerse o grabar tus sueños… Aunque te cueste creerlo, estas iniciativas están en marcha y prometen seguir su curso revolucionario.

Steve Hoffman, “Capitán Hoff”, emprendedor en serie y CEO de Founders Space -una de las incubadoras y aceleradoras más importantes del mundo- habló sobre éstas y más ideas a los 53 ganadores del programa Explorer que viajaron a Silicon Valley en noviembre.

Lee con atención sobre estas tecnologías disruptivas que vienen y ten en mente que, aunque lo parezca, nada es ciencia ficción.

Tecnologías disruptivas en transporte

No detenerte para repostar

Las baterías de los vehículos eléctricos, con su limitada duración, largos tiempos de recarga y altos costos, son el desafío más grande de la industria automovilística. Pero si los coches pudieran cargarse sobre la autopista por la que circulan sin detenerse, esos problemas estarían superados. En eso avanzan científicos de Stanford, que en 2017 hicieron público su logro: la posibilidad de transmitir energía -electricidad- sin cables, a objetos en movimiento. Hasta entonces, trabajos del MIT lo habían hecho con objetos estáticos. Pero esta posibilidad que va más allá, y podría también aplicarse en dispositivos como teléfonos o robots industriales, aún tiene por superar un incremento sustancial en la cantidad de electricidad que puede transferirse a vehículos eléctricos y mejorar la eficiencia.

Esta solución está alineada con las visiones ya no tan descabelladas de un sistema de carreteras donde vehículos sin conductor se carguen de forma inalámbrica y con energías renovables.

Ir de Londres a Nueva York en 2 horas

El fabricante de aviones estadounidense Boeing reveló en 2018 su modelo de jet para viajes hipersónicos, que pretende convertirse en la próxima forma de viajar en vuelos comerciales. Esto equivale a cinco veces la velocidad del sonido, o alrededor de 6.115 kilómetros por hora. Así, cruzar el Atlántico podría llevarte dos horas, en lugar de casi siete; y viajar de Los Ángeles a Tokio apenas te llevaría tres.

El antecedente más inmediato es el del Concorde, que unió Europa y Estados Unidos a una velocidad algo menor entre 1976 y 2003. Pero los vuelos hipersónicos superarían al conocido primer avión a reacción supersónico que se usó para vuelos comerciales hasta hace casi dos décadas. El proyecto, especula Boeing, podría demorarse y estar al alcance de los pasajeros en unos 20 o 30 años, aunque China también es parte de esta carrera, por lo que el concretar una fecha se hace difícil. Entre otros desafíos está el alto costo, en un momento en el que las aerolíneas de low cost copan el mercado de la aviación comercial.

 

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Tecnologías disruptivas para cuerpo y mente

Recrear tus sueños

Por más reales que parezcan y por más intensos que los sintamos, un 90% de los sueños se olvida apenas 10 minutos después, dice en una publicación en el HuffPost el experto en sueños Daniel Oldis, que trabaja con investigadores de la Universidad de Texas.  Pero esos que Sigmund Freud describió como reflejos del inconsciente podrían ser recuperados a través de una tecnología capaz de descifrarlos.

En 2013, científicos de la Universidad de California, Berkeley, allanaron el camino descodificando y reconstruyendo la actividad cerebral a partir de experiencias visuales dinámicas, como las reacciones ante una película de Hollywood. Entonces, supusieron que si podían acceder a la descodificación cerebral que surgía de una película, podrían hacer lo mismo con los sueños. También investigadores de la Universidad de Kioto, en Japón, avanzan en el estudio de distintas manifestaciones de los sueños: imágenes de resonancia magnética siguen la actividad cerebral a través del flujo sanguíneo, y permiten recrear imágenes; se captan impulsos nerviosos hacia los músculos por medio de electrodos y después se analizan señales de los labios y la garganta que permitirían descifrar el lenguaje.

¿Puedes pensar en las ventajas que tendría recordar tus sueños?

Destruir células cancerosas

Los investigadores podrían revolucionar la forma de tratar enfermedades con un sistema similar al funcionamiento de los ordenadores, pero aplicado a la biología humana.

Se trata de las computadoras biológicas. Sin profundizar en tecnicismos, puedes pensarlo así: los sistemas de los ordenadores usan transistores para controlar el flujo de electrones en un circuito y desarrollar operaciones lógicas en el corazón de las máquinas. Como en ese modelo, científicos de Stanford desarrollaron hace unos años el primer “transistor biológico” capaz de actuar en células vivas. Es decir, en lugar de cables y electrones, esta versión se vale de ARN y ADN.

Algunos avances sobre este mecanismo permitirían controlar y monitorizar lo que ocurre a nivel celular en el cuerpo de una persona afectada por una enfermedad. Con ese fin, los investigadores quieren incluir estos transistores en computadoras microscópicas, colocarlas en el cuerpo humano, y así ser capaces, por ejemplo, de evaluar el impacto de una droga o detectar la multiplicación de células cancerosas, y hasta ordenarles su autodestrucción.

Conectar prótesis al cerebro

Tanto para reemplazar un miembro amputado como para aumentar las capacidades del ser humano, las personas podrían controlar extremidades artificiales con el cerebro. Por ejemplo, prótesis que se conectan al cerebro con sensores, y responden a impulsos y señales que hacen que el cerebro lo sienta como algo propio.

Una nota de la revista Wired cuenta un caso experimental de Infinite Biomedical Technologies -un emprendimiento de Baltimore, Estados Unidos- en que los electrodos en el brazo de la persona con su mano amputada se conectan a una caja que graba los patrones de comportamiento. Así, la mano se entrena para que actúe como si fuera real. Si la persona piensa en cerrarla, algunos músculos del antebrazo envían la señal, y un software lee los patrones para activar el movimiento.

Por otra parte, investigadores japoneses aplicaron la misma tecnología para incorporar nuevas habilidades a una persona, sin que la extremidad haya sido amputada. En un paper se demuestra este control de extremidades con un brazo robótico controlado con el cerebro.

Usar nanorobots para curarte

La medicina de precisión ha avanzado hasta la creación de robots minúsculos, capaces de luchar contra enfermedades a nivel celular. En 2018, experimentos realizados en ratones obtuvieron resultados de éxito en la capacidad de estos dispositivos para cortar la alimentación de tumores a través de los vasos sanguíneos -algo así como desenchufarlos de su fuente de energía- y por lo tanto hacerlos más pequeños e impedir su expansión. Esta ilusión, plasmada en la película Viaje Fantástico, de 1966, en la que un grupo de científicos se adentra en una persona para intentar salvar su vida, parece acercarse rápidamente a la realidad.

Según el diario Financial Times, las pruebas en humanos podrían empezar en los próximos 5 años, y la implementación, en el siguiente lustro. La idea es extender el uso de los nanorobots en la medicina más allá del cáncer. Por delante quedan desafíos como poder guiar a estos robots minúsculos hasta un objetivo dentro del cuerpo humano, y hasta su detección para eliminarlos del cuerpo.

Conectar y «descargar» tu cerebro

Una nueva interfaz podría cambiar la forma de percibir la existencia humana. Con chips inalámbricos, el cerebro podría conectarse a la Web, cuenta Hoffman a la audiencia en una charla TED. Esto, por ejemplo, podría servir para dar señales a distintas partes del cuerpo para solucionar problemas. En pacientes con parálisis, Alzheimer o Parkinson, se entusiasma Hoffman, esta solución podría restaurar la calidad de vida de muchas personas. Más aún, dice, la conectividad de estos chips podría permitir la comunicación entre mentes, y hacia el interior de internet. “Pensarás, ¿qué necesito? Y eso aparecerá en tu cerebro”, explica.

Del mismo modo, podrían transferirse recuerdos, o acceder a los de quien quiera compartirlos, y hacerlos propios. Del mismo modo, podrías “descargar” los contenidos de las mentes más brillantes, con lo cual, las universidades se volverían obsoletas, con el conocimiento convertido en una materia prima de acceso y almacenamiento ilimitados. Hoffman va más lejos aún: por qué no descargar experiencias, y vivir esos entornos como sueños que se sienten reales.  “Ya no estarás atrapado en tu cuerpo”, indica.

Pero claro, como toda tecnología, hay un lado B: el paraíso también podría convertirse en un infierno si algún hacker se inmiscuye y toma posesión de tu cerebro. Parece una película, ¿verdad? Por ahora, la ciencia ha hecho las primeras pruebas en animales con resultados exitosos, habrá que ver hacia dónde evolucionan.

Otras tecnologías y aplicaciones

Obtener información del polvo inteligente

Visualiza ese polvo que flota en el aire. Ahora échale imaginación y súmale a esas partículas sensores pequeñísimos, cámaras y mecanismos de comunicación, capaces de recopilar información y transmitirla a una base. Es el smart dust o «polvo inteligente». Estos sistemas microelectromecánicos autónomos, también llamados “motas”, pueden “percibir” la luz, temperatura, humedad, localización, presión, vibraciones, magnetismo o la presencia de químicos, siendo del tamaño de un grano de arroz.

El sistema de partículas podría utilizarse, por ejemplo, en el mantenimiento de cultivos para controlar las condiciones del ambiente, o para medir cualquier variable en sitios recónditos; incluso podría aplicarse a diagnosticar y hacer seguimiento de la salud; y, como publicaron investigadores de Berkeley, hasta ser insertado en el cerebro humano para brindar información sobre sus funciones.

Claro que esta innovación, en danza desde hace tiempo en la comunidad científico-tecnológica, también despierta preocupaciones, como detalla el futurista Bernard Marr en una publicación de Forbes, ya que podría convertirse en un sistema de intrusión en la vida privada como una red de espías indetectables.

Respirar aire más puro con tecnología ambiental

Puede que te sorprenda caminando por París, Oslo, Glasgow, Bruselas u otra de las 25 ciudades que ya los utilizan: El “City Tree” es una pared móvil de musgo capaz de purificar el aire de las urbes. Esta creación de la firma alemana Green City Solutions puede absorber la cantidad de dióxido de nitrógeno equivalente a 275 árboles. Según explica la compañía, los diferentes tipos de musgo se unen a toxinas ambientales, al tiempo que producen oxígeno. La pared verde cuenta con tecnología IoT, que permite monitorizar su rendimiento y estado, además de las condiciones ambientales de su entorno. También tiene un sistema automatizado de riego con agua de lluvia que funciona con energía proveniente de paneles solares. El efecto de su filtro puede intensificarse según la necesidad, gracias a un sistema de ventilación controlable.

El City Tree es apenas una muestra de la tecnología ambiental para mejorar la calidad de vida en las ciudades.

Beneficiarse de data centers más cercanos

Desde 2018, Microsoft experimenta con un data center bajo las aguas de Escocia, buscando estar más cerca de los núcleos habitados para así dar un mejor servicio y otras ventajas relacionadas con los altos costos de mantenimiento. Entre ellas, la posibilidad de que estos data centers se alimenten de energías renovables, producidas a través de paneles solares, viento, mareas y oleaje. Además, estar sumergidos les da un enfriamiento natural, contra un alto costo para conseguir el mismo efecto en la superficie. La materialización del “proyecto Natick” cuenta con un data center del tamaño de un container, con 864 servidores distribuidos en 12 racks.

Todo lo aprendido en el despliegue y en las operaciones durante 2019, dará más certezas a los investigadores sobre la posibilidad de que los data centers submarinos se multipliquen o queden en el olvido.

¿Cómo te estás imaginando el futuro?

Entusiasmo, recelo, curiosidad… ¿Qué emociones te provoca leer sobre todos estos cambios? Sea como sea, suponen un cambio de paradigma y plantean muchas cuestiones éticas y legales en las que aún no hemos pensado.

Utiliza tu creatividad y pon la imaginación en marcha para analizar qué repercusiones y consecuencias tendrán todas estas tecnologías tanto para ti a nivel usuario, como para tu organización o startup. Puedes comentar y contarnos tu opinión, prometemos contestar.